Adiós Eddie

[Telma]

Mi chiquito,

Tu paso por mi vida fue fugaz, pero no por eso intrascendente. Viniste directamente a mí el 17 de agosto, con tu carita llena de secreciones, casi sin poder respirar, y sumamente desnutrido. Te acostaste, extenuado, al lado de la puerta de entrada de mi casa, y desde ahí, literalmente, lloraste pidiendo ayuda. Nunca nos habíamos visto antes.

No pude ignorar tu desesperado pedido de ayuda, y entraste a mi casa. Y a mi corazón. Ahí empezó nuestra batalla, que no pudimos ganar. Eras positivo para el FIV, lo cual no fue una razón para pelear con todas mis fuerzas para que te recuperaras.

Casi -diría- milagrosamente, te recuperaste. Tu naricita dejó de tener permanentes secreciones, tu respiración era menos ruidosa, subiste un montón de peso. Fuiste feliz.

Lamentablemente, y tan abruptamente que todavía me parece una pesadilla, lo que parece haber sido un hongo, se adueñó de tu cerebrito, y empezaste a tener síntomas neurológicos que deterioraron tu cuerpito y parecían volverte loco. Dejaste de comer y tomar agua.

El viernes 20 de septiembre, luego de una larga conversación con el veterinario, me permití decidir sobre tu vida. Pensé que sería lo que vos hubieras elegido si me lo hubieras podido decir. Podrían haberte esperado peores sufrimientos. A las 18:30, te dormiste para siempre en mis brazos.

Compartimos tan sólo un mes de tu vida, y sin embargo no puedo dejar de extrañarte. Fuiste un gatito dulce, calmo, y agradecido. Trato de consolarme pensando que te evité una larga agonía solito en la calle. Que el tramo final de tu vida estuvo pleno de amor y cuidados. Pero, a pesar de eso, no puedo parar de llorar mientras escribo éste, mi pequeño homenaje.

Quisiera pensar que existe el paraíso de los gatitos, y que estás ahí, feliz y sin sufrimiento.
Adiós, Eddie.

[Dra. Graciela]

Eddie: un gatito dulce, calmo y agradecido a pesar del sufrimiento. Cuánto que aprender nos dejó!
Un beso enorme, amiga querida!