Homenaje a Simone

[Telma]

Hace varios días que estoy en deuda con Simone. Simone era una hermosa gatita que venía a comer a la puerta de casa. Le faltaba un pedacito en una oreja, una marca que se suele hacer donde vivo (Estados Unidos) como código para informar que esa gatita ha sido esterilizada. Se le hace a los gatitos sin hogar; seguramente fue una persona con gran corazón, tratando de hacer algo para evitar que nazcan tantos animalitos en la calle, animalitos destinados a pasar hambre, frío, enfermedades, a sufrir.

Pero estar castrada no le impidió lograr la amistad de Murrún, el otro gatito a quien doy de comer en la puerta de casa. Pasaban todo el día juntos, se tocaban nariz con nariz para saludarse, y ella frotaba su carita contra la de él. Era muy cariñosa. La llamé Simone por la célebre escritora feminista Simone de Beauvoir...resulta que mi Simone no respetaba el código habitual de los gatos que dice que las hembras comen después de los machos, y empujaba a Murrún con su carita para comer primero.
Al principio, era totalmente salvaje. Imposible tocarla, imposible acercarme. Pero después de un par de meses de darle de comer, hablarle, llamarla para darle su comida, pude acercarme y acariciarla. Y a partir de ahí, dejó de escapar de mí, para ser ella quien me buscaba, ronroneando, para pedirme mimos antes que comida.
Es posible que el año que viene me mude de casa, y mi gran preocupación es qué va a ser de estos gatitos a quienes alimento en la puerta de casa. Estoy tratando de pensar en un plan, ya que tengo dos gatas y mi marido no estaría de acuerdo en tener más...pero Simone no llegó...

Hacía un par de semanas que no comía bien. Estaba muy delgadita.  Murrún había pasado por lo mismo y se había recuperado. Equivocadamente pensé que ella también se recuperaría.
El lunes 7 de octubre pasó gran rato en un rinconcito del jardín trasero de mi casa, enroscadita porque estaba un poco fresco. Cuando, como cada noche, salí a darles de comer, a ella y a Murrún, escuché algo que parecía un lamento, o un maullido de esos que hacen los gatos antes de pelearse. Los llamé a los dos y ninguno vino. Salí a buscar una linterna y ahí fue cuando vi a Simone, recostada entre las plantas de mi jardín, con una convulsión y echando espuma por la boca. "Simone!", le grité. Corrí a buscar una jaulita para ponerla dentro y llevarla a una emergencia veterinaria, pero cuando salí, ya había muerto.

Al principio pensé que la habrían envenenado. Después, pensé que tal vez murió de esa enfermedad que no se qué seria pero que le sacaba el apetito y le hacia perder peso. No se qué la mató. Pero sentí mucha rabia, estaba muy enojada pensando que esto era la consecuencia, una más, de una gatita nacida en la calle. Remontándome hacia atrás, seguramente habría alguien que abandonó un gato, o que no lo esterilizó...desidia humana.

Le debía este homenaje a Simone, de quien ni siquiera me quedó una foto. Pero siempre estará en mi corazón. Las lágrimas se me caen al recordarla, al recordar sus gemidos y sus últimos sufrimientos.
Me emocionó, diría, que "eligiera" el jardín de mi casa para morir. Creo que los animales, habitualmente, se esconden para morir. Será que ella sabía que yo trataría de hacer algo para ayudarla? Será que mi jardín era para ella su casa? Será que quería estar cerca mío? Espero que al menos haya escuchado mi llamado (sabía su nombre) y haya pensado que su amiga humana estaba ahí para acompañarla.

Nunca será excesivo insistir en lo cruel que es abandonar un animal, y en la importancia de esterilizarlos para evitar que cientos de animalitos tengan que morir, sufriendo, entre las plantas de un jardín.

Te quise, Simone. Lástima no haber podido ayudarte.

Telma

[Dra. Graciela]

Un relato triste, conmovedor y muy humano. El haber compartido este homenaje es un acto de nobleza, para que se tome conciencia y algún día todos los animalitos tengan un hogar donde reciban cariño y amigos humanos responsables.
Simone, hermosa gatita feminista, ahora muchos conocerán tu historia.